La BMW R1250GS (HP)

En un viejo anuncio de revista publicado por Yamaha en 2002, aparecía un motociclista, barbado y de apariencia ruda y curtida, concentrado en la tarea de limpiar suave y tiernamente su moto tipo crucero. El eslogan que acompaña a la imagen: “Una clásica historia de amor de proporciones épicas”. Esta publicidad me dejó una fuerte impresión ya que ejemplifica dos cosas importantes sobre el motociclismo. La primera es que el diseño de las motos es muy diverso porque tiene que satisfacer una gran variedad de gustos y necesidades que son específicas a cada motorista. Y segundo, una vez que un motociclista hace “click” con la moto que le gusta, se establece un vínculo emocional que es difícil de explicar, al grado que alguien como el tipo rudo de la imagen, puede parecer abierto y sensible en su relación con la máquina. Por eso para muchos de nosotros no es fácil cambiar de moto ya que bastan pequeñas diferencias de un modelo a otro para que se rompa el encanto. Por ejemplo, la F700GS del 2014 que tuvo Angie me encantaba, era perfecta para el propósito que tenía, mientras que su nueva F750GS, a pesar de ser técnicamente más avanzada y potente, tiene defectos de diseño que me parecen muy molestos.

“Una historia de amor de proporciones épicas” Yamaha (2002)

Dado que hacer ruta con la F800GS modelo 2010 ya no era sostenible, por la dificultad que tiene seguir el paso de las motos más grandes –aunque no nos fue tan mal en viajes recientes. En los últimos años ocurrió un gran salto tecnológico que hizo incompatible mezclar en la carretera a las motos de hace una década con las actuales. Sobre todo, por la mejora en los sistemas de frenos, suspensión y seguridad activa. El mejor ejemplo de esto lo vivimos Mateo y yo en el viaje de Acapulco, cuando en una frenada de emergencia para evitar una zona de accidente por un auto volcado. La F800 con los frenos a fondo y el ABS activado, siguió de largo y paró hasta que estuvimos en medio de dos filas de autos que ya estaban detenidos –terrible y riesgosa situación–, mientras que Mario en su R1200GSA, tuvo el tiempo y colmillo para quitarse de nuestro camino y detenerse de forma segura y menos dramática muchos metros antes que nosotros. Además de esto, la F800 fue una compra sensible o “inteligente”, hecha para no desperdiciar en el estacionamiento una moto grande y costosa, en los años que saldríamos poco de viaje. Era una moto a la que sólo le encontré el modo y el gusto en los últimos meses en los que realmente tuve que exprimirla en la carretera.

Así que después del último viaje a Michoacán comenzó la búsqueda de una nueva motocicleta, a través de un ritual que conocen bien los vendedores que tienen muchos años en el negocio. El motociclista llega a la tienda, hace preguntas, se sube a todas las motos y si ninguna le hace “click” se marcha. Días o semanas después regresa, ve si hay algo nuevo, se sube otra vez a todas las motos, hace las mismas preguntas y si la cosa no cuaja se vuelve a ir. En esto la diferencia entre hacer “click” o abandonar la agencia puede ser algo tan simple como el color de la moto, alguna opción de equipamiento o financiamiento. Generalmente nada que a los ojos de cualquier persona normal parezca sustancial. ¡Realmente somos melindrosos! Y el proceso se parece mucho a lo que ocurre en el programa de realidad que le fascina a mi hija María, en donde las novias acuden con sus familias a la tienda de vestidos de novia, se prueban todos los vestidos que pueden y agotadas lloran cuando encuentran el que les gusta o se van frustradas sí fracasan. De esta forma pasaron las semanas y aunque realmente no encontraba una moto que me generara una buena conexión, de nueva cuenta todo apuntaba a que haría la compra “inteligente” de una R1200GS tipo rallye modelo 2018.

BMW R1250GS HP

Afortunadamente algo le falló a la agencia que tenía en el inventario la última unidad que quedaba en la región y la cotización por escrito nunca me llegó. De manera que la peregrinación siguió por otras agencias hasta que al tratar de encontrar el mismo modelo en Cever San Antonio, donde repetí el ritual de ver todas las motos que ya conocía, hasta que me subí a una R1250GS HP modelo 2019. ¡Ahí si hubo “click”! Pero la idea en términos financieros era aprovechar el descuento que tenían las motos modelo 2018 y motor 1200, gracias a la llegada al mercado local de los modelos 2019 con el nuevo motor 1250. Sin embargo, conforme me subía a otras motos y regresaba a la HP, cada vez se sentía más como estar en casa. A pesar de que Toño Ortega, quien me vendió mi primera moto veinte años atrás, me ofrecía otros modelos como una Adventure 1200, también con un buen descuento, ninguna tenía ese “yo no sé qué”. Al final se me acercó Lalo Moukarzel, gerente de motos de esa sucursal, quien reconoció que estaba enganchado con la HP y fiel a su seco estilo me dijo: “ya para que le das vueltas ¡llévatela!”; “porque está muy cara” le contesté, a lo que el agregó: “pero si la moto sobre la que estás montado es demo y acaba de cumplir el kilometraje en el que te la podemos vender con descuento”.

La última “selfie” con la F800GS

Sin saberlo había encontrado y hecho conexión con la única R1250GS HP 2019 de demo que había en la ciudad. Ya que estas oportunidades son escasas, le tomé la palabra y pocos días después, Mateo y yo estábamos listos para despedir a la siempre confiable F800GS, la cual marcó nuestros primeros viajes en moto juntos, y dimos la bienvenida a la nueva 1250HP. El cambio tuvo su grado de nostalgia, pero luego de más de ocho años con la misma máquina, era el momento correcto para actualizarnos.

Desde el año 2002 he manejado los diferentes modelos GS con motores boxer y a pesar de lo que piensan los más ardientes fanáticos de este modelo, siempre me han parecido muy buenas pero aburridas. Sobre todo, desde que cambiaron el motor 1150 por el 1200. Por eso al soltar por primera vez el clutch de la HP, a Mateo y a mí nos sorprendió el brío que tiene en el arranque. Desde el primer momento la nueva moto se sintió completamente diferente al resto de las BMW con motor boxer que he manejado. Aunque era una complicada y congestionada tarde de jueves, que no permitía mucho manejo en la ciudad, era evidente desde el tablero de instrumentos 100% digital, que las BMW habían dado un gran salto y teníamos debajo de nosotros una sofisticada pieza de tecnología que necesitábamos llevar a la carretera para descifrarla.

La oportunidad de hacerlo llegó de nueva cuenta a través de una invitación de Mario Rodríguez, para hacer una vuelta dominguera por el estado de Morelos en compañía del heterogéneo grupo de amigos que tiene Carlos Becerra.

Para Mateo y María esta moto debe llamarse

“Optimus” y la F750GS amarilla “Bumblebee”

El común denominador de los miembros de este grupo es que viven o trabajan al sur de la ciudad. Aunque formalmente nos presentamos en una gasolinera portando cascos, guantes y demás, tuvimos oportunidad de conocernos realmente hasta que llegamos a Cuautla a desayunar en el restaurante Granada –de muy mal servicio y comida mediocre–, después de hacer la ruta por Xochimilco y Tlayacapan.

Grevith Reyes, Héctor, Carlos Vázquez, Alejandro Espinosa, César Ortega, Carlos Becerra, Raúl Huerta, Mario Rodríguez, Carlos, Mateo y “Optimus” (de espaldas)

El grupo resultó muy alegre y aterrizado, a pesar de ser muy diverso, ya que está formado por médicos, comerciantes y empresarios, y también muy disparejo en su manejo. El tramo de carretera de la mañana no lo utilizamos para probar la HP, sino para entender el paso de todos y mantener cohesionado al equipo. Pero sin duda esta primera parte de la salida ya dejaba ver que el nuevo motor boxer, de mayor desplazamiento y potencia, al que se le incorporó un sofisticado sistema de dos levas para las válvulas de admisión, cambió por completo la sensación de manejar al buque insignia de BMW. Es una moto que responde muy bien en todos los niveles de revoluciones. A diferencia de sus antecesoras, esta máquina si me parece muy divertida. Cerca de las 4,000 revoluciones, en dónde el motor cambia las levas, hace un sonido fantástico que no tienen los otros motores boxer. El mayor torque y potencia hace muy fácil levantar la rueda delantera, cosa que a muchos motociclistas no les va a gustar, y aunque aparte del motor las diferencias entre el modelo 2018 y el 2019 no son tantas, sí parece que son suficientes para hacer obsoleta a la versión anterior.

De hecho, Mario y yo teníamos esa duda: ¿Qué tanto vale la pena cambiar de una R1200GS a una 1250? Por eso después de regresar al camino para pueblear pasando por Chinameca y Zacatepec, llegamos a Tequesquitengo. Paramos en el Hotel Villa Bejar para convivir con los nuevos amigos, que son muy simpáticos y divertidos y nos intercambiamos las motos para hacer la ruta de autopista de regreso a la ciudad. Para mí la respuesta llegó en los primeros kilómetros. Una vez que manejas la 1250 te echa a perder el disfrute de la 1200. Lo más importante en lo que cambia es la respuesta del motor en el rango medio de revoluciones, que es justo el que te ayuda a gozar las carreteras con muchas curvas. Una parte de lo que queríamos comparar era ver qué tan complicado era mantener el paso de una moto contra otra y justo cuando llegamos a la zona interesante de curvas en la cima de las montañas, en el tablero de la Adventure comenzó a parpadear una paranoica alarma. De nueva cuenta la infernal llanta trasera en la moto de Mario, que tanto problema dio en el tour de primavera, perdía aire y nos echaba a perder la última parte de la salida –por eso una máxima del camino dice que una llanta ponchada, es una llanta cambiada.

Iguana acuática en Tequesquitengo

Solté el acelerador y de inmediato mi copiloto comenzó a reclamar por el intercomunicador: “¡los vas a perder! ¿por qué le bajas?”, la respuesta: “tenemos una llanta ponchada” a lo que siguió un silencio total y después una andanada de preguntas preocupadas. Por fortuna no estábamos lejos de Tres Marías, además de que una vez que Mario y Carlos Becerra desaparecieron al frente, el resto de la escuadra tomó nota del problema y nos escoltó de forma solidaria hasta la vulcanizadora. Ya que estábamos cerca de la ciudad y la pérdida de aire no era tan rápida, la mejor opción era inflar a máxima capacidad y rodar con moderación hasta encontrar al dueño de la moto. El asunto no pasó a mayores, logramos llegar a la siguiente estación de servicio, recuperar a Optimus y regresarle la moto con la llanta salitrosa a su dueño, sin que Mateo y yo pudiéramos ocultar nuestra cara severa de: “¡a ver si ya tiras esa llanta a la basura!”.

Al terminar el día apenas pudimos probar un poco de lo que ofrece la nueva GS, de hecho, la lista de equipamiento y modos de configuración es muy larga: control de tracción, asistencia para cambio de velocidades sin clutch, suspensión electrónica, nueva generación de frenos ABS, etc.; que muestran la rápida evolución tecnológica que se ha dado en los últimos años, y poco a poco probaremos y comentaremos todas estas opciones que nos meten de lleno en el nuevo mundo de las motos automatizadas. Pero lo más importante de todo es que de nueva cuenta, al cruzar la pierna por encima de esta máquina y encenderla, se dibuja una gran sonrisa en este motociclista, como no ocurría desde hace casi una década con la legendaria R1150R. Ahora se abre un panorama diferente con la 1250 HP, como el nuevo instrumento de aventura de estas crónicas.